viernes, 3 de mayo de 2013

Una cenicienta moderna


Erase una vez una chica llamada Cenicienta, todos sus amigos le llamaban Ceni.

A los cuatro años murió su madre, más tarde su padre se casó con una muchacha joven, su nombre es Cecilia, la cual tenía dos hijas, Anastuit, a la que le encantaba Twitter, y Greface, le encantaba Facebook. Ceni le puso el mote de las “Marvadas”. Tanto ella como sus hijas eran malvadas; cuando su padre se iba a trabajar, obligaban a Ceni a que hiciera trabajos en Word de Lengua, algo mu' aburrido. Mientras tanto sus dos hermanastras estaban con todo tipo de redes. Ceni se moría por tener un iPad en sus manos. Siempre se lo pedía a su padre, pero éste se negaba, ya que su madrastra decía que NO, porque decía que si lo tenía se iba a distraer mucho y no iba a hacer su obligación que era realizar trabajos en Word. Además también tenía que limpiar todo el ordenador de virus; mientras tanto sus dos hermanastras se fueron a la discoteca Mae West de fiesta, ellas estaban muy contentas ya que ese día iba a ir también el chico más popular de la ciudad; Pablo, e iban a intentar que alguna de las dos lo conquistase.
Ceni estuvo toda la noche trabajando, ella pensaba que era una ilusión pero no, delante de sus narices estaba el Rubius, el youtuber número 1 del mundo. Bueno, que ahí se encontraban los dos. Ella le preguntó que qué hacía ahí y él le dijo que era un hada y que había adoptado la forma del ser al que ella adoraba, el más ni menos Rubius. Éste dijo que estaba ahí para ayudarla a que fuera a esa famosa discoteca. Para ello, con el disco duro de su ordenador, hizo una limusina. Ella se puso muy contenta ya que así conseguiría al chico de sus sueños. (Por si no estaba claro, es Pablo) Pero luego pensó que su ropa no era lo bastante guay como para salir de casa y que no podría ir; por supuesto El Rubius le dijo que no había problema y que le haría un precioso diseño de RUBIUS S.L.

Llegaron las 10 y era hora de salir de casa, todo estaba listo, era hora de triunfar con su iPhone nuevo, regalo de cierta hadita.

Entró por la puerta y todos le miraron, (también Pablo). Ella se puso roja y todos volvieron a actuar con normalidad, menos él, que se acercó a ella y dijo:

-Hola, soy Pablo, tú eres Ceni, ¿no?

Ceni, sonrojada, contestó con una sonrisilla:

-Hola, sí, encantada.

-¿Quieres bailar?

-Emm, bueno, vale.

El Dj puso una canción indicando que eran las doce.

El tiempo se había pasado muy rápido, él se había enamorado al igual
que ella, pero Ceni se tenía que ir.
-Adios, ¡Lo siento!-Dijo Ceni

-No te vayas, ¡bailemos un poco más! - Chilló desesperadamente Pablo.

Al salir de la puerta la preciosa funda que llevaba se le cayó, ya que era muy grande para ese móvil, pero ya era demasiado tarde, sólo pudo conseguir el móvil, que se le quedó en la mano, para volver a por él. Pablo se quedó con ella, con la esperanza de volver a encontrarla.


Al día siguiente Ceni, le cogió el iPad a Greface, para buscar, en Facebook, algo de su Pablete. Ella se puso muy nerviosa. Le envió una petición pero en ese mismo momento llegaron las hermanastras y, como ellas no se lo dejaban se lo quitaron y se lo dijeron a Cecilia, y, como no, ésta le castigó sin salir de su cuarto.

Ella le suplicó que la dejara sin castigo, que no lo volvería hacer, pero la madrastra dijo que por nada del mundo lo haría, que asumiera las consecuencias de sus actos, porque si le prohibieron no coger el iPad era por algo.

Ceni se fue a su cuarto con la primera lágrima de las miles que iban a surgir.

Esa noche cayó una gran tormenta, que la inspiró a hacer una entrada en su blog, “Una mirada al mundo”, en la que decía como las horas trascurrían. Para su inspiración tenía una manzana. Cada gota que se quedaba en la ventana simbolizaba una lágrima. Dejó de escribir y empezó a escuchar música, con lo que se quedó dormida.

Al día siguiente, pegaron en la puerta muy temprano y, abrieron las Marvadas.

- Buenos días. - Dijo Pablo.

- Hola. -Dijeron con tono enamoradizo.

- ¿Conocen esta funda?

- Si, ¿por qué?

- Porque el otro día se le cayó a Ceni.

- Pues... ¡nosotras se lo daremos! -Dijeron ellas con una risa malvada.

- No, da igual, prefiero darsela yo.

- Bueno... lo que tú prefieras guapo, ahora la llamamos.

¡CENICIENTA!

Ceni bajó las escaleras y se encontró con asdfghjk *-* ¡su amor! Pablete.

Él le dio con cariño la funda y ella le devolvió el favor con un beso en la mejilla.

Estos fueron a dar un paseo y se dieron los teléfonos para estar en contacto y eso y él le pidió salir. Y ella, por supuestísimo, acepto.

CONTINUARÁ...

(Todas las faltas de ortografía son a propósito. Por favor, siga leyendo y esperamos que le haya gustado).
Belén Prados e Indira Correa.

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